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Doctora Elise (NOVELA) - Capítulo 31

Capítulo 33

Parte 1 Banquete de Cumpleaños – 3

El rostro de Elise se endureció.

Las palabras le recordaron el anuncio de compromiso en su vida pasada.

—La hija del duque Buckingam, la princesa de Prossien, la princesa de Espania, la princesa de Hapsburienne… Hay muchas candidatas, pero ¿no eres tú la más probable?

—En absoluto. Definitivamente no soy yo —Elise negó con firmeza.

Lo había sido en su vida pasada, pero esta vez las cosas eran diferentes. No sucedería.

—Ya veo —Julienne no preguntó más, pero dejó escapar un suspiro—. No sé quién será, pero estoy bastante celosa.

Su voz tenía un matiz de profunda tristeza. Amaba al príncipe heredero, igual que en su vida pasada. Sin embargo, la distancia entre ella y el príncipe era más grande que la de Romeo y Julieta. Más profunda que un pozo sin fondo.

—No debería haber dicho semejante tontería. Descansa bien.

—Sí, Lady Julienne. Disfrute del banquete.

Julienne se retiró y Elise se apoyó contra la columna y cerró los ojos.

Fue bueno reencontrarse con ella, pero Elise se sentía aún más mareada después de la conversación.

Solo un poco de descanso. Ya quiero irme a casa.

Afortunadamente, estaba en una esquina remota, por lo que nadie la miraba. Quería quedarse así hasta que terminara el banquete, pero había algo que no sabía.

No es que nadie la estuviera mirando. No, había muchos, muchos ojos lanzándole miradas furtivas.

⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰

Elise estaba verdaderamente hermosa hoy. Estaba más pálida de lo habitual por estar enferma, pero eso solo resaltaba su frágil encanto. Había muchas jóvenes nobles, pero ella era la flor que destacaba entre todas.

Los jóvenes nobles del salón sentían que el corazón les daba un vuelco al observarla.

Sin embargo, había una razón por la cual ninguno se acercaba.

El anuncio de la prometida del príncipe heredero imperial era inminente.

Existía la posibilidad de que ella fuera la prometida en cuestión. Por supuesto, había varias candidatas, pero objetivamente hablando, ella era una de las más probables.

Mientras tanto…

—No lo apruebo.

Había un hombre que la observaba con el ceño fruncido.

Era el príncipe heredero imperial, Linden de Romanov.

¿Qué están mirándola tanto? Para ser específicos, no aprobaba que los hombres miraran a Elise. Deberían estar disfrutando del banquete de cumpleaños como hombres educados en lugar de quedarse embobados mirándola.

No lo apruebo. Tampoco la aprobaba a ella. ¿Por qué tenía que vestirse así? Los hombres la miraban por eso.

En realidad, era natural que todos quisieran lucir lo mejor posible para un banquete de cumpleaños, pero él simplemente no aprobaba nada de eso.

—¿Qué es exactamente lo que no aprueba, Su Alteza?

Sacudió la cabeza ante la pregunta de su amigo cercano, Lenne.

—Nada.

—¿Alguien lo ha molestado? Por favor, dígame quién. Me encargaré de ello.

Tu hermanita. No podía decirlo, así que Linden cerró los labios.

—Lenne.

—¿Sí?

—¿Tu hermana no se encuentra bien?

Como portador de un poder sobrenatural y caballero de aura, Linden tenía mejor vista que la mayoría. Elise se veía pálida incluso desde lejos. Siempre lo era, pero ahora más de lo usual. También era extraño que no se moviera, permaneciendo en el mismo lugar, apoyada contra una columna.

—No estoy seguro.

Pero claro, el barón Lenne no decepcionaba. No sabía nada sobre su hermana. Tampoco parecía importarle.

Linden suspiró por su inútil amigo y reflexionó. ¿Debería acercarme?

Pero estaba demasiado lejos, en el extremo opuesto del amplio salón del banquete. Y, dejando de lado la distancia, no podía moverse por los ministros que lo rodeaban.

¿Entonces por qué está en un lugar así? No lo apruebo. Agregó otra razón más a su lista.

Entonces, algo hizo que las cejas del príncipe heredero se fruncieran: un hombre lo suficientemente apuesto como para haber salido de una pintura se acercó a Elise y le pidió un baile.

¿¡Y ese hombre!?

La mirada de Linden se endureció al reconocer quién era.

⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰

—Eres más deslumbrante que las joyas, mi lady. ¿Me concedería el honor de este baile?

Por un momento, Elise no pudo entender lo que decía. Le dolía la cabeza, y hacía demasiado tiempo que no le pedían bailar.

—¿Mi lady?

—Ah… ¿me hablaba a mí?

—Sí, así es.

Elise parpadeó.

Era un hombre apuesto, de esos que harían voltear cabezas en la calle. Tenía un aire gentil y su cabello castaño era naturalmente rizado. Había algo en él que lo diferenciaba de un ciudadano de Britia.

¿Es de Fransoienne?

Era, sobre todo, su forma de hablar. No estaba usando la lengua nativa de Britia, sino el idioma fluido y musical de Fransoienne, del oeste.

Como antigua potencia histórica, el idioma de Fransoienne se utilizaba como lengua común en las sociedades aristocráticas del continente occidental, por lo que Elise lo entendía sin problema.

—¿Quién es usted?

—Yo, un hombre cuyo alma ha sido robada por tu belleza, soy Louis. Estoy aquí como enviado de la República de Fransoienne.

El rostro de Elise se tensó al escuchar su nombre.

—¿Sir Louis?

—Sí, así es —respondió el hombre con una sonrisa gentil.

Pero Elise estaba atónita ante este encuentro inesperado. ¿Dios mío, Louis?! Conocía a este hombre. No había forma de no hacerlo.

Ahora que lo pienso, se ve exactamente como el retrato que vi. Definitivamente no es alguien con el mismo nombre. ¡Es ese Louis!

Murmuró sin pensar:

—¿El Escorpión… del Desierto?

El rostro del hombre se endureció brevemente antes de relajarse de nuevo.

—Es un apodo inapropiado para ser pronunciado por una dama noble. Por favor, solo llámame Louis.

¡El Escorpión del Desierto, Louis Nicholaus! ¡El único hijo de Simon Nicholaus, el comandante supremo de Fransoienne, y el gran general que conquistó el noroeste de Aphrikiana!

¡Este hombre también fue quien ideó la estrategia de usar Monchel para cortar la Expedición de Crimea! De no haber sido por el consejo de Elise, el ejército imperial enviado a la península de Crimea habría sido aniquilado.

Y eso no era todo. En un futuro cercano, incontables tropas imperiales sufrirían durante la Segunda Expedición de Crimea por culpa de este hombre.

La razón por la que Chris murió en su vida pasada fue porque su unidad fue aniquilada por los planes de este hombre.

¿Pero por qué Louis Nicholaus está aquí en el banquete de cumpleaños? La República y Britia usualmente no se enviaban emisarios. Los recuerdos de su vida pasada y la situación internacional actual se mezclaron hasta llegar a una conclusión.

¡No puede ser…! ¿Por eso está aquí?!

Estaba totalmente en shock.

Hubiera preferido que su suposición fuera completamente ridícula, pero no había otra razón para que Louis viniera él mismo a Britia.

—¿Por qué… me pide bailar?

—¿No es el honor de todo hombre bailar con una dama hermosa? Y desde hace tiempo deseaba encontrarme contigo.

—¿Conmigo…?

Louis Nicholaus sonrió.

Era una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

—Sí. Tenía curiosidad por saber quién era la gran estratega de Britia que bloqueó mis planes. No imaginé ni en mis sueños más salvajes que se trataría de una dama tan hermosa.

El rostro de Elise se endureció. ¿Sabe que fui yo quien predijo los movimientos de Monchel?

Miró a los bellos ojos de Louis Nicholaus. Eran oscuros, como los de una serpiente observando a su presa.

Louis Nicholaus extendió suavemente su mano.

—Hermosa dama, ¿me concedería el honor de este baile?

Elise vaciló.

Honestamente, no quería.

No se sentía bien, y encima Louis Nicholaus, de la República de Fransoienne. ¿¡No era técnicamente el enemigo de su hermano en su vida pasada!?

Pero rechazar una invitación a bailar sin una buena razón era de mala educación.

Podría haber sido grosera si se tratara de un noble cualquiera, pero él estaba al nivel de un príncipe en la República. Era el hijo del comandante supremo que había gobernado durante treinta años, y él mismo era mencionado fuertemente como el próximo en ocupar ese cargo.

Haa, ojalá alguien viniera a detenerme.

No tuvo más opción que tomar su mano.

Pero justo cuando su mano enguantada de blanco iba a tocar la de Louis, una voz fría intervino.

—Suficiente.

Elise se detuvo.

—Detente ahí.

Cabello negro azabache y ojos dorados que contenían habilidades sobrenaturales, un hombre tan bello como una estatua y tan gélido como el invierno: el príncipe heredero los miraba.

Elise hizo una ligera reverencia, sorprendida.

¿Qué hace Su Alteza Imperial por aquí?

—Elise de Clarence presenta sus respetos a Su Alteza Imperial.

En contraste con su cortesía, Louis saludó a Linden con un tono descarado, como si saludara a un buen amigo.

—Han pasado dos años desde que nos vimos en Aphrikiana. Ha pasado un tiempo, Su Alteza. O, no, ¿debería dirigirme a usted con el título honorífico de Aphrikiana, Señor del Cielo?

Pero el príncipe heredero ni siquiera lo miró. Linden seguía mirando sus manos entrelazadas.

—Suéltala.

—¿Perdón?

—¿No entendiste? Dije que soltaras su mano —su voz era como una tormenta de nieve helada, más fría que de costumbre.

El rostro de Louis se oscureció, pero solo por un momento antes de que su sonrisa descarada regresara.

—¿Por qué debería? ¿No se permite invitar a bailar a damas hermosas en Britia?

—Ella no quiere.

—¿Perdón?

—¿Tus ojos son de adorno? ¿No puedes ver que no quiere bailar?

Finalmente, la sonrisa desapareció del rostro de Louis. Miró a Elise. Ella se sintió acorralada por su mirada feroz.

¿Qué está pasando? Por supuesto que no quería bailar con Louis. También había deseado que alguien interviniera.

Pero ¿por qué el príncipe heredero?

Incluso parecía increíblemente molesto. Como su esposa en la vida pasada, podía leer claramente sus emociones. Era la misma expresión gélida que tenía cuando estaba realmente disgustado.

¿Pero por qué?

¿Por qué estaría molesto?

—Entiendo. Fue muy torpe de mi parte no darme cuenta.

Louis sonrió con burla. Luego se encogió de hombros y, dramáticamente, se arrodilló ante Elise.

—Hermosa dama, me retiro. Si el destino me permite volver a encontrarme con usted, ¿me concederá entonces un baile?

—Ah… sí.

—Esperaré con fervor el día en que volvamos a encontrarnos. Estoy seguro de que, con la desesperación que siento, sin duda ocurrirá.

Se despidió con el gesto tradicional de Fransoienne y desapareció.

Ahora, solo quedaban dos en el rincón del salón de banquetes.

Elise lo miró con incomodidad.

—Um… Gracias, Su Alteza.

—¿Por qué?

Elise vaciló ante esas palabras.

¿Por qué estaba agradecida? Aunque no le agradara Louis, era normal que le pidieran bailar en un banquete. Si acaso, el extraño era el príncipe heredero por intervenir.

Y aun así, estaba agradecida. Realmente no había querido bailar con ese hombre.

Respondió con honestidad:

—No quería bailar con él.

—No tienes por qué agradecerme —el príncipe desvió la mirada y dijo—. Solo intervine porque no lo apruebo. No fue para ayudarte.

—Ya veo. Aun así, estoy agradecida.

Entendía, en cierta medida, por qué había intervenido y por qué estaba molesto.

Dos años antes, el imperio y Fransoienne habían guerreado en Angiers, en Aphrikiana. El príncipe heredero y Louis habían luchado con la intención de matarse mutuamente, así que esas emociones aún perduraban… lo suficiente como para sentir odio al verse.

Espera, ¿pero era el príncipe heredero alguien que actuaba por emociones personales? Apenas lo vi expresar sentimientos en mi vida pasada. ¿Odiará tanto a Louis Nicholaus?

Pero no pudo continuar su pensamiento porque el príncipe heredero dijo algo que nunca imaginó.

—Lady Elise.

—¿Sí, Su Alteza?

—Si no le incomoda, ¿me concedería…?

—¿Perdón? —Elise levantó la cabeza, sorprendida.

Él—sus estoicos ojos dorados—la estaban mirando.

¿Me acaba de pedir bailar? ¿El príncipe heredero?

Repitió, dirigiéndose a una atónita Elise:

—Lady Elise, ¿me honraría con un baile?


⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Matrone Scan

 

 

 

 

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