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Doctora Elise (NOVELA) - Capítulo 39

Capítulo 39

 

Parte 3 — Príncipe de las Espadas (2)

 

Mientras subía la manta, Elise murmuró en voz baja:

 

—No puedes…

 

Se detuvo y la miró fijamente.

 

Por suerte, parecía que estaba hablando dormida y no despierta. ¿Qué tipo de sueño estará teniendo?

 

El rostro de la chica se contrajo de angustia.

 

—No… No puedes… —Eran gemidos tan llenos de dolor que él casi se sintió culpable—. No mueras… por favor… Por favor…

 

Una única lágrima rodó por su sien.

 

Linden se quedó congelado ante aquella inesperada escena.

 

¿Qué clase de sueño estaba teniendo, que una chica tan fuerte lloraba? ¿Y un “no mueras”? ¿A quién se refería? Se la veía demasiado dolida como para tratarse de una simple pesadilla.

 

Observó su rostro, inmóvil.

 

No volvió a hablar en sueños, pero las lágrimas en las esquinas de sus ojos permanecían, como si pudieran derramarse en cualquier momento.

 

—Haa…

 

Linden limpió las lágrimas de sus ojos con la yema de los dedos. Tras dudar un momento, dijo:

 

—No sé qué tipo de sueño estás teniendo… pero es una orden. Deja de tenerlo.

 

Me hace doler el corazón.

 

Se dio la vuelta y se dirigió a la ventana. En el momento en que salió del resplandor de la luna, su cuerpo se tornó sombra. Su habilidad sobrenatural, Paseo Sombrío, se había activado.

 

Linden miró una vez más hacia Elise.

 

—Que tengas dulces sueños.

 

Eso espero.

 

Y dejó la Torre de Marfil.

 

⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰

 

Después de que él se marchara en secreto, alguien murmuró desde la punta de la Torre de Marfil.

 

—Ha pasado tiempo desde que vi el Paseo Sombrío de mi hermano mayor. ¿No es algo peligroso? ¿Quería ver a mi cuñada con tantas ganas? Pensé que ese idiota no tenía ni una pizca de romance, pero supongo que también tiene su lado.

 

Era un joven. Estaba acostado en la punta de la torre, pero sorprendentemente su cuerpo flotaba, como si reposara sobre una alfombra voladora invisible.

 

Sonrió ampliamente.

 

—En fin, es el destino que estemos confinados aquí juntos, así que tal vez debería saludar a mi cuñada. ¿Quiere convertirse en doctora, verdad? A la mayoría de doctores les gusta el vino, tal vez a ella también.

 

El nombre del hombre era Mikhail de Romanov: el tercer príncipe imperial y enemigo del príncipe heredero.

 

También era el mayor mujeriego de todo Londo y uno de los poderosos Caballeros de Aura del Continente Occidental, conocido como el Príncipe de las Espadas.

 

⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰

 

Los tres médicos enviados por el Instituto de Investigación Médica inspeccionaron minuciosamente la herida de la Duquesa Harber.

 

—Ya veo. Así que era eso —murmuró el médico imperial, Vizconde Van.

 

—¿Estás de acuerdo, Graham?

 

—Sí, su señoría —asintió Graham con la cabeza.

 

El otro médico, Baronet Kyle, un doctor sénior del Hospital Rosedale, mostró un semblante desaprobador, pero también estuvo de acuerdo con su opinión.

 

—Opino lo mismo.

 

—¿Hay algo más que investigar? Hagamos nuestro informe.

 

Así, el equipo investigador solicitó una audiencia con el emperador.

 

—¡Saludos, Su Majestad!

 

—Sí, su arduo trabajo es apreciado. ¿Han concluido la investigación?

 

—Sí, señor, así es.

 

El Marqués Earl, que también participó en la reunión, esperaba ansiosamente su informe. Dudaba que el emperador castigara severamente a Elise, pero si el resultado era negativo, eso podría cambiar.

 

Por otro lado, el emperador Minchester preguntó con expectación, deseando terminar su apuesta con Elise:

 

—Apresúrense con el informe. ¿Cómo fue? Seguramente hubo varios problemas con el tratamiento de emergencia de Lady Elise de Clarence, ¿cierto?

 

Incluso el más mínimo error sería suficiente excusa para obligarla a dejar su trabajo en el hospital.

 

Finalmente podré eliminar el problema de raíz. ¿La futura emperatriz, una doctora? Absurdo.

 

El emperador también planeaba anunciar el compromiso formal antes de lo previsto. ¿Qué necesidad había de esperar a la ceremonia de mayoría de edad?

 

Entonces Van abrió la boca, pero había algo extraño en su voz. Parecía emocionado por alguna razón.

 

—Esto… Esto es un milagro.

 

—¿Qué…? —preguntó el emperador sin darse cuenta. ¿Qué acababa de oír?

 

—¡Fue perfecto, Su Majestad! ¡El tratamiento fue impecable!

 

—¿Cómo dices…? ¿Cómo puede ser impecable un tratamiento donde la doctora apuñala la garganta de la paciente?

 

—De no haber sido por ese tratamiento, la duquesa habría muerto con seguridad. Se puede decir que fue gracias a Lady Elise que Su Gracia sobrevivió.

 

—¿Pero no fue increíblemente peligroso? ¿Y si algo hubiese salido mal? ¿Puedes decir que un tratamiento tan arriesgado fue adecuado?

 

Van ignoró el tono del emperador y explicó con entusiasmo:

 

—¡Por eso es un milagro, señor!

 

—Se han propuesto ideas para crear una vía alterna mediante una incisión en caso de bloqueo traqueal, pero jamás se había intentado por los riesgos. Pero la herida de la Duquesa Harber fue precisamente una traqueotomía, como la que los médicos han teorizado todo este tiempo. El tipo exacto de corte que no daña órganos cercanos, ni es insuficiente ni excesivo. ¡Exactamente el corte necesario!

 

—No puedo más que sentir admiración por su capacidad para realizar esa cirugía en una situación tan urgente. Según escuché, le tomó solo diez segundos.

 

—Ejem… —el emperador tosió incómodo—. ¿Qué quieres decir? ¿Una cirugía perfecta? ¿No podría ser una coincidencia? Tu elogio parece excesivo.

 

—Pensamos lo mismo al principio, hasta que vimos esto —dijo Van, sacando una hoja de papel.

 

Era un papel cubierto con una escritura fea, como la de un niño jugando.

 

—¿Qué es eso? —El emperador frunció el ceño al ver la letra ilegible.

 

—Es una declaración jurada.

 

—¿Una declaración jurada?

 

¿Una declaración? ¿Podría esa fea letra ser de Lady Elise?

 

Pero ¿por qué una declaración jurada de repente?

 

Van explicó con entusiasmo:

 

—No es una simple declaración. Lady Elise escribió sus intenciones y método en ella, y… el contenido es como leer un artículo médico.

 

¿Cómo? ¿Un artículo médico?

 

—Su escritura demuestra una comprensión precisa de la relación anatómica entre el cuello y los órganos, y se puede ver que la incisión fue hecha exactamente en el lugar más seguro y necesario. Nos pareció un tratamiento que combinó conocimiento perfecto, juicio rápido y acción audaz. ¡Y todo esto en menos de diez segundos! Ni siquiera nosotros nos atreveríamos a intentarlo, así que que una chica de dieciséis años haya logrado semejante hazaña… es verdaderamente increíble.

 

Van concluyó:

 

—Creo que esta declaración no debería quedarse en la oficina de investigaciones, sino publicarse como un artículo para el avance de la medicina. Así de increíble fue su tratamiento.

 

El emperador se quedó momentáneamente sin palabras ante tanto elogio.

 

Casi dudó de si Van había investigado correctamente. Siempre ha tenido la costumbre de emocionarse con los avances médicos. Podría estar sesgado.

 

—¿Tu nombre?

 

Se dirigió al joven de aspecto serio. ¿No era el joven genio del ámbito médico?

 

—Mi nombre es Graham Fellon, Su Majestad Imperial.

 

—¿Cuál es tu opinión?

 

—En mi humilde opinión… —respondió Graham en voz baja— la comunidad médica del imperio ha encontrado a otra genia sin igual.

 

—¡Ha! —La mandíbula del emperador cayó de la sorpresa.

 

Pero las palabras de Graham eran sinceras. No podía dejar de asombrarse durante la investigación. El tratamiento brillante le recordaba a su alumna, Rosé. ¡Pensar que había otro genio aparte de Rosé!

 

Mientras tanto, por más que lo intentaba, no podía superar sus propias limitaciones. Le hacía sentir desesperanza.

 

Claro, Van y Graham solo pensaban así porque no sabían que Rosé y Elise eran la misma persona.

 

—Jaja, me cuesta creerlo. ¿Cuál es tu opinión, Kyle?

 

El emperador preguntó al médico sénior del Hospital Rosedale esta vez.

 

El Hospital Rosedale pertenecía en realidad al líder de la facción aristocrática, el Marqués Childe. Estaba seguro de que daría el juicio más injusto posible a la hija de la Casa Clarence, cabeza de la facción imperial.

 

El emperador esperaba ansioso que Kyle emitiera una crítica terrible y sesgada.

 

Sin embargo, incluso Kyle desafió las expectativas del emperador y dijo:

 

—No encontré nada incorrecto. Aunque me cueste admitirlo… estoy de acuerdo con Lord Van y Lord Graham.

 

—Pero… seguramente hay algo mal. No necesariamente algo grande, pero al menos un pequeño error… Estoy seguro de que debió cometer algún fallo…

 

¡No importa qué, solo di algo! No importa qué tan sesgado sea, gritaban los ojos del emperador al mirar al doctor Kyle.

 

Pero Kyle negó con la cabeza.

 

—No hubo errores. Lady Elise de Clarence salvó a Su Gracia con un tratamiento impecable. No merece un castigo, sino un gran reconocimiento.

 

La boca del emperador se cerró de golpe.

 

¿Y desde cuándo un miembro de la facción aristocrática era tan recto moralmente?

 

Por otro lado, el Marqués Earl, que escuchaba en silencio, apenas logró contener la sonrisa. Qué alivio. Un verdadero alivio.

 

Y la llamaron “brillante” e “impecable”.

 

¿Estás viendo esto, Teresa? Tal como esperábamos de nuestra hija.

 

Le dolía que tuviera que soportar un trabajo tan duro en el hospital, pero no podía evitar sentirse feliz por semejantes elogios. Y con esos resultados, tampoco recibiría castigo.

 

Mientras tanto, el emperador estaba molesto.

 

—Entonces, ¿qué sería lo mejor? ¿Debo premiar a la chica?

 

—Sí, Su Majestad. Se puede decir que fue gracias al tratamiento de Lady Elise que Su Gracia vivió. Merece un reconocimiento apropiado.

 

Van añadió:

 

—Tenemos la intención de presentar lo sucedido a la comunidad médica. Creemos que el contenido de la declaración de la joven será de gran ayuda para tratar pacientes con tráqueas bloqueadas o casos que requieran incisión en la garganta.

 

La cosa solo iba de mal en peor.

 

Como salvó a un miembro de la familia imperial, al menos merecía una distinción honorable. Había una orden precisamente para estos casos: la Orden de la Rosa Imperial, concedida a quienes ayudan a la familia imperial.

 

Entonces las noticias volarían.

 

[La prometida del Príncipe Heredero Imperial, Lady Elise de Clarence, recibe condecoración. ¡Salva la vida de la Duquesa Harber con un tratamiento brillante!]

 

[Lady Elise de Clarence, condecorada con la Orden de la Rosa Imperial por salvar a un miembro de la familia imperial]

 

Así serían.

 

Además, según sabía el emperador, si Elise recibía esta condecoración, se convertiría en la receptora más joven y primera mujer en recibir la Orden de la Rosa Imperial.

 

¿Eso era todo? Los condecorados con la Rosa Imperial recibían automáticamente el título de caballero.

 

Elise recibiría un título por lo sucedido.

 

Entonces, en vez de Lady Elise, sería Dama Clarence con tan solo dieciséis años, incluso antes de su ceremonia de mayoría de edad.

 

Qué dolor de cabeza.

 

Y como se presentaría el caso a la comunidad médica, también sería famosa entre los doctores.

 

Nada de eso le gustaba, pero no podía hacer nada al respecto.

 

¿Y qué hará el Duque Harber, famoso por el amor que le tiene a su esposa? Apenas había logrado contenerlo para que no saliera corriendo a mostrar su gratitud porque aún no se había dictado juicio, pero ahora que esto sucedió…

 

También le preocupaban las reacciones de la prensa. Los reporteros, desesperados por un titular, ya estaban ansiosos por el veredicto, y ahora que las cosas se desarrollaron así, ¿qué clase de artículos escribirían? Toda clase de novelas se desatarían.

 

Justo entonces, Van preguntó con cautela:

 

—Su Majestad Imperial, quizás sea atrevido, pero ¿puedo hacerle una petición?

 

¿Y ahora se pone cauteloso después de tanto atrevimiento? El emperador suspiró y dijo:

 

—Adelante.

 

—¿Podría… reunirme con Lady Elise?

 

El emperador guardó silencio.

 

—Me gustaría hablar con ella sobre lo sucedido.

 

Minchester estaba perplejo.

 

—Si me lo permite, traeré a Graham conmigo. Estoy seguro de que podremos aprender mucho de ella.

 

Graham, a su lado, inclinó respetuosamente la cabeza. Él también deseaba conocer a Lady Elise. Una genia al nivel de Rosé, la única alumna que había reconocido. Sentía curiosidad por saber cómo era esa chica.

 

Así fue como Van y Graham acordaron buscar de inmediato a Lady Elise de Clarence.

 

Todo esto ocurrió sin que Elise se enterara.

 


 

⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Matrone Scan

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