Las puertas del antiguo castillo, cerradas durante mucho tiempo, finalmente se han abierto.
Je-yeon, quien viaja hasta allí para estudiar las innumerables obras de arte ocultas en su interior, se ve envuelta en un acontecimiento extraño.
En el momento en que la hermosa fortaleza se le revela como unas ruinas desoladas, aparece el dueño del castillo. Por alguna razón, él muestra un interés inusual en ella.
—¿Te doy miedo?
—Siento que podría salir lastimada por usted.
Su aparente afecto tiene algo sospechoso y peligroso.
—¿No te interesa vivir algo diferente?
—…¿Perdón?
—Si llegas a disfrutarlo, puedes elegir estar conmigo.
Un hombre que le hace una propuesta inesperada a una mujer comprometida.
Sin embargo, aun sabiendo lo arriesgado que es, Je-yeon no puede alejarse de él.
Porque le agrada esa ternura que solo le muestra a ella, a pesar de su elegancia fría.
Porque, aunque lo tiene todo, él le parece solitario y melancólico.
—No llegaré a los 35 años.
Ella quería ayudarlo, a alguien que no tenía apego alguno por su propio destino.
—Si hay algo que pueda hacer… cualquier cosa… quiero ayudarle.
—Entonces, dame un poco de consuelo.
Al final, Je-yeon es quien toma primero su mano.
Para cuando se da cuenta de que ha tomado una decisión equivocada, ya es demasiado tarde.
—Si lograste que quisiera seguir adelante, entonces tendrás que hacerte responsable, Haje.
Mostrar más
