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El lugar donde se quebró la rosa dorada - Capítulo 04

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Capítulo 04

Había mucha gente detrás del escenario, además de los bailarines. Las personas que montan el escenario, los miembros de la orquesta, e incluso el personal encargado de la iluminación…

—¿Es mi imaginación o parece que hoy estás más nerviosa?

Incluso con tanta gente esperando a que salgan al escenario, alguien se permitía el lujo de buscar pelea.

Karen se tragó un suspiro mientras miraba a Alice que la miraba con los brazos cruzados y con mirada indiferente.

Al principio, antes de que Karen se uniera al Swan’s Ballet, era Alice la que estaba en el punto de mira como la próxima Étoile. Sin embargo, Karen la había desplazado durante varios años y Alice nunca había asumido el papel principal en el escenario, por lo que tenía buenas razones para albergar odio.

—Tú, con tus pretensiones de superioridad, oíste que venía el duque Kloen y ahora quieres llamar su atención.

—…

—Fingiendo ser diferente a nosotras.

En primer lugar, Karen nunca había pretendido ser diferente de otras bailarinas. Nunca despreció a sus compañeras patrocinadas por hombres de poder. Respetaba su elección. Sin embargo, por mucho que les guardara respeto, estas no parecían tener ninguna intención de ser recíprocas.

No cuando venían con ataques así.

Karen no tenía ninguna intención de dar explicaciones o de tratar de convencerla.

—Alice. Siempre intentas menoscabarme, pero…

De repente, el director Mark, que estaba cerca, le hizo una señal.

Las luces se atenuaron y se oyó una música suave. Era el momento de subir al escenario.

—Sé que en realidad me admiras.

Sabía que este tipo de actitud arrogante heriría más a Alice, llena de celos y envidia, que cualquier otra palabra dura.

Karen no se molestó en volverla a mirar. No había necesidad de hacerlo, porque aquel bello rostro estaba claramente rojo de ira.

Subió las escaleras para llegar al escenario.

Lo más importante para Karen no era el complejo de inferioridad de Alice.

Estar en el escenario sí.

* * *

—Ha pasado tiempo desde que no veía una presentación así, así que estoy emocionado.

El anciano tomó con su arrugada mano la de su nieto sentado a su lado y rió con cara amable. Era Jude Cullen, el fundador de “Arthurus”, una empresa militar representativa, y el abuelo materno del duque Arthurus Kloen.

Originalmente, Arthurus había planeado ver esta representación sólo con su abuelo materno.

—Supongo que es lo mismo para tí, Cato

Pero si hubiera sabido que sería una excursión familiar con su hermanastro y su prometida incluida, no habría venido a ver la presentación en primer lugar.

—Lo siento, abuelo. De hecho, ya he venido varias veces a ver actuar a Sierra.

—Hahaha, sí. Olvidé que, a diferencia de este anciano, estás en una edad en la que puedes moverte con diligencia.

Aunque era medio hermano de sangre de Arthurus, su abuelo materno y Cato no tenían ningún parentesco sanguíneo. Desde la perspectiva de Jude Cullen, Cato era el hijo de la aventura de su yerno con otra mujer

A pesar de ello, consideraba como nieto a uno con el que no compartía una gota de sangre. Tras perder a su hija y a su yerno, decidió proteger y apoyar con amor a Cato, al ver que aún necesitaba la protección de un adulto.

Como resultado, pudieron mantener la apariencia de una familia aparentemente armoniosa y unida.

—Al duque no le interesan espectáculos como este, ¿verdad? Nunca le ha prestado atención al arte.

Preguntó Sierra a Arthurus con una sonrisa encantadora mientras rodeaba con los brazos a su prometido, Cato.

Arthurus, que había estado mirando la cara de Sierra sonriéndole alegremente, también respondió con una sonrisa pretenciosa.

—Resulta que recibí entradas y quise darle un poco de aire fresco a mi abuelo.

Una respuesta que era mitad cierta y mitad falsa.

—Mi compañía de ballet tiene el mayor de los tesoros.

Tenía curiosidad por saber cuál era el mayor tesoro que hacía que el barón Theron pasara de hablar con cara de haber visto un fantasma a mostrar un momento de clara confianza.

Normalmente, lo habría descartado como nada especial y lo habría pasado por alto. No le habría prestado ni un ápice de atención…

Esta vez hizo algo muy atípico de sí mismo.

Sentir una extraña curiosidad por saber quién era el mayor tesoro del barón Theron y cómo brillaba ese tesoro.

Al final, esa curiosidad le llevó a la acción.

Pero si hubiera sabido que sería una salida tan agotadora, se habría quedado en la oficina trabajando…

Mientras fingía insistentemente no darse cuenta de la mirada sutil de Sierra, la luz se apagó justo a tiempo.

Luego, al poco rato sólo se encendió una luz en el escenario.

La iluminación cegadora y saturada se centró en una sola mujer.

Pronto sonó la música.

Al sonido de las primeras notas, las yemas de los dedos de la mujer que estaba sentada se retorcieron débilmente. Pronto ese movimiento se unió a sus brazos, y luego a todo su cuerpo.

El escenario estaba preparado.

Arthurus, con la mirada fija al frente, no quería admitirlo, pero tuvo que hacerlo.

La confianza del barón Theron estaba bien fundada.

El Swan’s Ballet tenía el mayor tesoro.

Como en otras obras, el papel de la bailarina principal era muy importante en esta obra. Afortunadamente, la protagonista, Karen, dirigió muy bien el escenario.

Interpretó el papel de una bailarina convertida en espía que encandiló a innumerables hombres; todos los hombres del recinto estaban fascinados con ella y querían tenerla.

La bailarina fue el centro de atención durante todo el espectáculo, lo que hizo creíble la historia. Aparte de su aspecto, su lenguaje corporal era hermoso.

Pasos ligeros, movimientos fluidos…

Hacía que el espectador no pudiera apartar los ojos de las suaves líneas de su cuerpo. Era realmente digna de ser llamada un tesoro por el barón Theron.

***

—Duque, ¿qué le pareció la presentación?

Una vez terminadas todas las actuaciones, Arthurus estaba a punto de abandonar el recinto con su familia.

Se le acercaron nobles que habían sido invitados a la actuación y fingió conocerlos. Sin embargo, el barón Theron no era de los que perdían la oportunidad ante los demás.

Se trataba de una actuación de una compañía de ballet que formaba parte de los negocios del barón Theron. Puesto que había sido invitado personalmente a este evento, no podía irse sin antes saludar primero.

—Ha sido una gran actuación. El barón merece mostrar su confianza.

—Entonces, hablemos un poco más de negocios…

—…

—Pero eso es todo.

El rostro expectante del barón Theron se endureció visiblemente.

—Estoy más acostumbrado a empuñar un arma que a hablar de arte.

—…

—Lo siento, barón.

Sus palabras le parecieron una burla al otro hombre, por la expresión y tono que sugerían que no lo sentía en absoluto.

—Muy bien, es suficiente.

Arthurus se excusó y se marchó. Cato le siguió detrás, apoyando a su abuelo materno.

A pesar de la expresión de decepción y humillación del barón Theron, abandonó el teatro, y sólo en la puerta Arthurus miró brevemente hacia atrás, al escenario vacío.

Ciertamente, la bailarina que encabezaba el escenario era especial, pero…

Los negocios ya son otro asunto.

No puede ver e invertir sólo en esa bailarina, y Arthurus ya no encontraba la belleza en el arte. Hoy fue sólo un caso especial.

—Hace tiempo que la familia no se reúne, así que vayamos al Hotel Ripoll.

Jude Cullen subió al carruaje y le propuso a sus nietos ir al Hotel Ripoll. Por supuesto, también se lo dijo a Sierra, la prometida de Cato.

En ese lugar solían alojarse los aristócratas, y sus habitaciones, algunas con piscina incluida, eran a menudo un bienvenido respiro para los ocupados hombres de negocios durante los meses de verano.

Incluso alguien demasiado mayor para viajar lejos, como Jude Cullen, seguía yendo al Ripoll siempre que podía.

—Vayamos a comer y charlemos toda la noche.

—Tengo trabajo pendiente.

—Dime que tienes a una chica y te dejaré ir, el trabajo no es un motivo para marcharte.

—Abuelo, por favor…

Habiendo sido un adicto al trabajo hasta el punto de abandonar a su familia cuando era joven, Jude Cullen se dedicaba estos días a hablar poéticamente de la cercanía y el amor familiar a Arthurus, que estaba siguiendo sus mismos pasos.

Arthurus se frotó la cara y suspiró con dificultad. Al parecer, su abuelo materno no iba a conformarse con ver un espectáculo con su nieto.

—Arthur.

Jude Cullen llamó a su nieto por su apodo con el rostro sonriente de amabilidad.

La gente en el mundo admira o teme a Arthurus, pero ante los ojos del abuelo, seguía siendo un niño pequeño. Aunque mostrara su antipatía de esa manera, sabía que al final, se saldría con la suya.

—Si te molesta, date prisa en conocer a una bella dama. No veo como este viejo puede detenerte si empiezas a salir con alguien. Sería aún mejor si pudieras darme un bisnieto.

Arthurus se rindió ante su abuelo enamorado del amor y de la idea de tener bisnietos.

—¿Sabes, abuelo, que a veces, cuando hablas así, siento que realmente debería tener una relación con alguien?

—No puedes hacerlo con cualquiera. Tienes que hacerlo con alguien a quien quieras, chico.

Las dos personas continuaron su pequeña discusión durante un rato, pero la prometida de Cato, Sierra, intervino.

—No se preocupe, abuelo. El duque conocerá a una buena mujer algún día.

—¿Similar a la señorita Sierra, que es como una flor para nosotros?

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