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El lugar donde se quebró la rosa dorada - Capítulo 50

Episodio 50

 

 

Una mano cálida y callosa le colocó suavemente el cabello detrás de la oreja. Mientras lo hacía, frotó suavemente la orejera y el lóbulo, y le acarició la mejilla con el dorso de la mano.

 

Entonces, cuando ella frunció el ceño al ver la luz del sol que entraba a través de las cortinas, él hizo sombra.

 

Pero, a pesar de todo el esfuerzo, Karen ya había despertado.

 

Levantó los párpados y sonrió por instinto ante lo primero que vio: el rostro de Arthurus.

 

Como si no escondiera nada, así…

 

Luego se arrojó a los brazos del hombre.

 

—¿Tanto te gusto?

 

Al ver las comisuras de labios levantadas, parecía que intentaba gastarle una broma. Ella asintió y apoyó la frente en la clavícula y cuello ajenos.

 

—Me gustas muchísimo.

 

Karen sintió que la tensión se apoderaba de su piel tersa. las mejillas se le sonrojaron al estallar en carcajadas.

 

—Aunque me dé vergüenza, no mentiré.

 

Entonces lo miró desde sus brazos y sonrió radiante.

 

—A tal punto que estoy loca por ti.

 

Si alguien viera la expresión en el rostro de Arthurus ahora mismo, mirándolo a los ojos, pensaría que es tan frío que no se creería que acaba de recibir una confesión.

 

Pero Karen lo sabe.

 

Cuánto esfuerzo está poniendo en controlar su expresión.

 

Seguro estaba apretando los dientes con fuerza dentro de sus labios fuertemente cerrados.

 

—¿Y tú? ¿Te gusto?

 

—…Bueno.

 

Arthurus abrió la boca lentamente y respondió.

 

—Creo que te gusto más.

 

—Entonces intenta gustar más de mí.

 

Arthurus, acostado de lado con el rostro sobre el dorso de su mano, creó una enorme sombra sobre el cuerpo de Karen y la presionó hacia abajo.

 

—Haz el intento. A ver si consigo enamorarme de ti aún más de lo que ya lo estoy.

 

(Becky: Y yo aquí, más sola que el hambre, traduciendo en mis fines de semana T.T)

 

Y entonces, sus mejillas sonrojadas fueron envueltas en lluvias de besos. Luego, Arthurus succionó suavemente el labio superior de Karen. Ella estalló en carcajadas y le rodeó el cuello con sus brazos, como para profundizar aún más su beso.

 

Toc toc-

 

Se escuchó un golpe.

 

Ante la desagradable interrupción, Arthurus suspiró profunda y silenciosamente, girando la cabeza hacia la puerta.

 

—Su Excelencia.

 

La voz del mayordomo se escuchó desde afuera.

 

No era inusual que un mayordomo despertara a su señor por la mañana, pero el duque Kloen era diferente.

 

Para empezar, Arthurus siempre se despertaba cuando debía. Además, si había que hacer algo para despertarlo o programar algo, era tarea de su secretario personal, Lois.

 

Es decir, para el mayordomo, Arthurus era un amo muy generoso, pero ingobernable.

 

Pero ahora, estaba tocando la puerta del dormitorio principal temprano en la mañana, a diferencia de lo habitual, y tratando de despertarlo.

 

—Qué pasa.

 

Era una voz tensa que revelaba abiertamente su estado deprimido.

 

Abrazó a Karen como si no tuviera intención de irse, sin importarle el actuar del mayordomo, y continuó dándole besitos en el cuello y la mandíbula. Ella se cubrió la boca con la mano, como si estuviera a punto de estallar de risa por las cosquillas.

 

—Su abuelo ha venido de visita.

 

Pero había algo que se debía olvidar.

 

Si un mayordomo, que ha servido fielmente en una residencia durante mucho tiempo, hace algo fuera de lo común, siempre hay una buena razón para ello.

 

Karen se quedó paralizada por un instante, sorprendida. Arthurus apoyó la frente en su hombro y dejó escapar un suspiro.

 

—Mi abuelo sí que es…

 

—…

 

—Es inoportuno, ¿verdad?

 

Ella no pudo evitar estallar de risa al pensar lo lindo que era verlo refunfuñar como un niño.

 

Ajena a que el mayordomo estaba sorprendido por escuchar una voz femenina dentro del dormitorio principal.

 

 

***

 

 

Bajo un techo de tapices históricos, Jude Cullen estaba sentado bebiendo té y esperando a su indiferente nieto.

 

Había una sola razón por la que llegó a la casa de su nieto a pesar de su cuerpo físicamente discapacitado: para confirmar la veracidad del rumor.

 

No pudo evitar sorprenderse al enterarse de que Sierra Miller estaba siendo juzgada por conspiración en el secuestro de Karen Shanner. Era nada menos que la prometida de Cato, a quien había aceptado como su nieto. 

 

¡Y el secuestro de Karen también!

 

Jude Cullen se apresuró a averiguar sobre el caso. A menos que hubiera un giro inesperado, parecía innegable que Sierra había conspirado con Joseph Malone para el secuestro. Lo preocupante era que Karen, después de haber sido secuestrada y luego rescatada, no aparecía por ningún lado.

 

(Becky: Pues llegaste al lugar correcto).

 

Entonces, en algún momento, empezó a correrse un extraño rumor. Se decía que Arthurus y Karen vivían juntos.

 

Así que, en medio de toda esta complejidad y confusión, vino en persona para confirmar la veracidad de los rumores, el estado de Arthurus y la seguridad de Karen. Suponiendo que ella esté realmente en la mansión de su nieto.

 

Jude Cullen tomara un sorbo de té, ejercitando su paciencia.

 

Desde el piso de arriba, unos pasos bajos se acercaban cada vez más a la sala de estar.

 

—¡Arthur…!

 

—¿Qué te trae por aquí tan temprano por la mañana?

 

Arthurus, en pijama, se sentó con naturalidad frente a su abuelo.

 

—Todavía es temprano, pero el sol está alto en el cielo. Has estado durmiendo todo este tiempo, ¿verdad?

 

—Estaba descansando bien. El abuelo me interrumpió.

 

A Jude Cullen le desconcertó la apariencia excesivamente tranquila de su nieto. Aunque acababa de pasar por una ruptura, parecía tranquilo cuando la mujer que le gustaba fue secuestrada y liberada.

 

Por un momento, su corazón se hundió.

 

Jude Cullen tenía miedo de verlo así.

 

Ver a alguien siendo incapaz de amar a las personas que debería amar, sin ninguna perturbación emocional.

 

Estos son los momentos en los que se siente como un extraño para su propio nieto.

 

—Arthur, tú…

 

Arthurus sostuvo la mirada de Jude Cullen con tranquilos ojos azules, como si estuviera mirando dentro de la mente de su abuelo.

 

Fue después de escuchar otro sonido que Jude Cullen, congelado, volvió a la realidad.

 

—Abuelo.

 

Jude Cullen giró la cabeza por instinto al oír una voz familiar. Luego, cuando finalmente vio su rostro, se incorporó.

 

—¿Karen…?

 

Karen, que parecía recién despertada con prisa, se acercaba con una sonrisa incómoda, sentada en una silla de ruedas empujada por una sirvienta.

 

—¿P-por qué estás…?

 

Había oído el rumor de que Karen se alojaba en casa de Arthurus, así que vino a echar un vistazo. Sin embargo, se había inclinado más a creer que era un cuento chino.

 

Aunque parecía que su nieto era sincero con Karen, por otro lado, no estaba seguro de que, después de romper, cambiaría de opinión.

 

Pero, sorprendentemente, el rumor era cierto. Dentro de la casa de su nieto, se encontró con Karen vestida con ropa de casa.

 

Jude Cullen miraba alternando entre los dos jóvenes, sin poder deshacerse de sus pensamientos confusos. Solo Arthurus estaba recostado en su silla, tomando té con serenidad.

 

—Te lo dije.

 

Le habló con una expresión inusualmente irritada en su rostro.

 

—El abuelo interrumpió mi descanso.

 

Karen miró a su alrededor confundida, sin saber qué hacer.

 

Fue una escena que hablaba con más claridad y sencillez que cien palabras.

 

—Primero… sentémonos y hablemos.

 

Los tres tuvieron que sentarse alrededor de una mesa redonda y hablar durante un largo rato.

 

Arthurus dio un breve resumen de lo sucedido. El incidente de Sierra Miller y Joseph Malone ya se había difundido ampliamente, y Jude Cullen conocía la mayoría de los detalles, así que no era necesario entrar en detalles.

 

—No pensé que una chica de aspecto tan inocente, estuviera deseándote por las espaldas.

 

—¿Por qué permitió que esa chica de aspecto inocente fuera la prometida de Cato?

 

—…Cato.

 

Jude Cullen cerró la boca mientras intentaba hablar de Cato.

 

—Karen.

 

Y luego la conversación se desvió hacia una dirección completamente no relacionada.

 

—Debes haber pasado por momentos difíciles en muchos sentidos debido a nuestra familia.

 

—¿Por qué dices eso?

 

Karen sonrió brillantemente y extendió la mano para agarrar la mano arrugada de Jude Cullen que descansaba sobre la mesa.

 

—¿No podría simplemente decir que te alegra verme de nuevo?

 

No eran palabras bonitas elegidas intencionadamente para causar una buena impresión.

 

Aunque no se conocían desde hacía tanto tiempo, Karen consideraba a Jude Cullen, quien la había mirado con cariño, como alguien cercano, casi como de la familia.

 

No quería que el abuelo materno de Arcturus se sintiera herido por su culpa. Así que, ahora que estaban reunidos, quería que haya felicidad en vez de compasión.

 

Jude Cullen sonrió amablemente y ahuecó cálidamente la mano de Karen con su otra mano.

 

—Cato vino a la mansión varias veces.

 

Quien interrumpió el amoroso contacto visual entre dos personas que realmente ya eran como un abuelo y una nieta, no fue otro que Arthurus.

 

(Becky: Arthurus water party xd).

 

—Me informaron que causó conmoción cuando le bloquearon la entrada al jardín y luego se regresó.

 

Hablaba con frialdad de alguien que era su “hermano”.

 

Karen no tenía idea de que Cato Kloen había visitado la mansión…

 

—Por supuesto que vino aquí por algo relacionado con Sierra Miller.

 

—…Sé que es un hecho innegable que Sierra Miller colaboró ​​en el secuestro de Karen.

 

—No sólo colaboró, sino que fue la de la iniciativa.

 

—Sí, ya sé que no la incriminaste. Le conté a Cato lo de Sierra Miller…

 

—Ya veo, eso es lo que dijiste.

 

La conversación comenzó a tomar un giro inusual.

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