Close
   Close
   Close

El lugar donde se quebró la rosa dorada - Capítulo 51

Episodio 51

 

 

—Él dice que yo, que YO incriminé a Sierra Miller.

 

—No puedo creer lo que dijo Cato. Yo solo había venido porque estaba preocupado por ti y por Karen.

 

Al principio, el tono de la conversación no era tan pesado.

 

En particular, Arthurus amaba y apreciaba a su abuelo. Procuraba evitar cualquier cosa que pudiera molestarlo.

 

Pero, ahora, por alguna razón…

 

Él parecía particularmente sombrío.

 

Claramente, estaba feliz, incluso cuando estaba acostado en la cama, haciendo contacto visual con ella por la mañana…

 

—No te digo que tengas piedad de Sierra Miller por Cato. Me encargaré de esto y calmaré los sentimientos de Cato. Es solo que yo…

 

—Me retiro.

 

—Arthur.

 

Por más que Karen se devanó los sesos, no pudo entenderlo.

 

|¿Por qué demonios se enfadó tanto…?|

 

El estado actual de la apariencia de Arthurus estaba más allá de lo que podría describirse como simple ira.

 

Qué decir. Definitivamente sonaba herido.

 

—Lamento decepcionarte.

 

—…

 

—No pude estar a la altura de tus expectativas, abuelo.

 

La mano de Jude Cullen, intentando agarrar a su nieto de aspecto enojado, se detuvo en el aire.

 

Todo el cuerpo de Jude Cullen parecía paralizado, incapaz de moverse mientras Arthurus pasaba junto a él. El anciano se quedó petrificado.

 

—…Abuelo.

 

Karen volvió a agarrar la mano de Jude Cullen con fuerza. Este parpadeó un par de veces, le sonrió con torpeza y tomó su taza de té. Pero la mano que sostenía la taza temblaba tanto… Al final, en lugar de beber un sorbo, derramó el líquido sobre su ropa.

 

Karen, sin ningún problema para moverse, se levantó rápidamente de la silla de ruedas y le limpió la ropa y la barbilla con un pañuelo.

 

—Estoy bien, estoy bien…

 

Jude Cullen tomó el pañuelo de Karen y se secó él mismo. El mayordomo y la sirvienta también se apresuraron en traer toallas y ayudarlo a secarse.

 

—Se veía feliz hasta esta mañana…

 

—…

 

—Supongo que se puso sensible cuando mencionó a la señorita Sierra Miller. Espero que el abuelo lo entienda.

 

A pesar de los mejores esfuerzos de Karen por consolarlo, el humor de Jude Cullen no parecía mejorar en absoluto.

 

—Karen.

 

—Sí.

 

—No te preocupes. Entiendo a Arthur…

 

Los ojos de Jude Cullen parecían vacíos mientras bajaba la mirada. Era como si estuviera anclado en un pasado lejano, en lugar del presente.

 

—Ese niño leyó mi mirada en una fracción de segundo.

 

—Mirada, ¿qué tipo de…?

 

—La mirada familiar que le causa repulsión.

 

Karen no podía entender de qué estaba hablando Jude Cullen.

 

Es una historia bien conocida que muchos han olvidado, pero existía una historia familiar desafortunada. ¿No fue Jude Cullen quien cuidó de su único nieto y cumplió su rol de padre en esa desafortunada historia familiar?

 

Jude Cullen, incapaz de ocultar su amargura, volvió lentamente su mirada hacia Karen.

 

Con ojos llenos de palabras.

 

 

* * *

 

 

¡Bang! ¡Bang bang!

 

Arthurus disparó su arma sin descanso en el campo de tiro.

 

Disparar en lugar de cazar era su antiguo pasatiempo. La única diferencia era que, a pesar de ser un tirador de primera, ni una sola bala daba en el blanco.

 

Tenía la expresión tan tranquila como siempre, pero las balas fallidas hablaban de su agitación emocional.

 

 

* * *

 

 

《Con su excepcional perspicacia para los negocios y su buena fortuna, cierto hombre ascendió en jerarquía, pero poco a poco empezó a desear algo más.

La clase llamada “nobleza”, reconocida como el linaje más noble después de la realeza.

Por suerte, este hombre vivía en una época afortunada. El clasismo se había desvanecido en comparación con el pasado, y el dinero podía comprar fácilmente un título.

Sin embargo, un título nobiliario sólo puede transmitirse a un hijo varón.

Tras dos abortos espontáneos, la esposa de este hombre finalmente dio a luz. El problema fue que la criatura, tras un parto largo y difícil, resultó ser una niña.

Incluso si comprara el título de nobleza con dinero, de todos modos no podría pasárselo a su hija.

Continuó presionando a su esposa para tener un hijo varón, incluso mientras intentaba comprar un título nobiliario.

Este hombre se había enamorado de su esposa a primera vista y todavía la amaba, pero su anhelo y codicia por lo que no podía tener lo cegaron.

Sólo después de que su esposa sufriera dos abortos más y su salud se deteriorara significativamente, él renunció a su deseo de tener un hijo.

—Ya no necesito un hijo. Eres lo más preciado para mí.

Su codicia comenzó a tomar un rumbo diferente.

De todos modos, no había ninguna posición atractiva entre los títulos nobiliarios que se podían comprar con dinero. Y quienes ostentaban títulos bastante altos intentaban aferrarse a los suyos, incluso si su situación financiera era precaria.

Sin embargo, incluso si no se podía poseer directamente el título, era posible controlar con dinero a la familia que lo poseía. Eso se hacía mediante el “matrimonio”.

La única hija de este hombre era muy hermosa y sería muy valorada en el mercado matrimonial.

Eso no significaba que el hombre no amara a su hija.

—Amelia, te prometo que este padre te casará con un hombre de familia muy noble.

En aquel entonces, oyó que la situación financiera del duque Kloen no era buena. Debió de ser tan mala que el propio duque se hizo soldado.

Todavía existía un sentimiento generalizado entre los nobles de que no debían ganar dinero directamente, ya que podían vivir de los impuestos de sus tierras.

Sin embargo, el duque Kloen decidió ingresar a la academia militar y convertirse en soldado. Para un noble, convertirse en soldado podía haber sido honorable en tiempos de guerra, pero en estos tiempos de paz, era ridículo.

De hecho, el hombre descubrió que el duque tenía una enorme deuda dejada por sus antepasados, y que su herencia fue utilizada como garantía para pagar esa deuda.

Promovió el matrimonio de su hija con el duque a cambio condonar sus deudas.

Afortunadamente, Amelia se enamoró a primera vista del apuesto duque y pasó cada uno de sus días ilusionada.

Y cuando se realizó la boda, a la hija del hombre le tocó mudarse a la residencia del ducal. Durante todo el proceso, el hombre le ocultó un secreto a su hija y esposa. Era muy difícil engañar a alguien y por ello le remordía la conciencia, pero ver al la cara feliz de su hija en el salón nupcial quedó convencido

Bueno, al menos no contó el secreto.

De hecho, antes de celebrarse la boda, el hombre descubrió ese secreto y era sobre el duque Kloen.

—Tienes una mujer a ocultas.

—Es correcto.

El duque Kloen no le puso excusas al hombre que se convertiría en su suegro. De hecho, incluso parecía honesto.

—Si lo desea, puede romper el compromiso.

—¿No tienes deudas? ¿No te da miedo estar sentado sobre una montaña de deudas con intereses acumulándose?

—Cuando llegue ese momento, venderé este título. Y no me cabe duda de que la familia Cullen pagará el precio más alto por tenerlo.

—Entonces, como no tienes intención de dejar a la mujer que amas, ¿quieres que seamos nosotros quienes rompamos el compromiso??

Jude Cullen estalló en risas ante el comportamiento imprudente del joven.

—Lo resolveré.

Pero la respuesta que recibió superó sus expectativas.

—Lo resolveré, pero si le incomoda mi relación con esa mujer, creo que es inevitable que se rompa el compromiso. La decisión es de los Cullen, no mía.

Para Jude Cullen, lo más importante no era su yerno. Era el bebé que nacería entre su hija y su yerno.

Un nieto que heredará el título de nobleza que adquirió a través de sus negocios, su riqueza y por el negocio del “matrimonio”.

El duque tenía un título alto, pero era manipulable porque no tenía dinero, y la hija del hombre era lo suficientemente guapa como para enamorarlo. En la opinión del hombre, si llevaba mucho tiempo saliendo con esa mujer, pero pronto iba a solucionarse ese tema, no había razón para romper el compromiso.

—¿Puedes deshacerte de esa mujer?

—Lo haré.

—Mañana.

Jude Cullen dijo con firmeza.

—Mañana le dirás a esa mujer que tienes con quién casarte y terminarás con ella.

—…

—¿Por qué no hay respuesta?

—…Ya me encargo.

—Creeré en tu palabra.

Aunque le remordía la conciencia por el amor que le tenía a su hija, Jude Cullen se justificó a sí mismo.

Amelia ama a ese hombre, ¿qué puede hacer? Ya le prometieron solucionarlo, así que debería dejarlo pasar. No es que el duque vaya a tener encuentros con esa mujer cuando se case con su hija.

Además, está en una situación en la que no tiene otra opción que depender económicamente de los Cullen, así que ¿por qué debería preocuparse por si va a ser mujeriego después del matrimonio?

—Si haces llorar a mi hija, prepárate para derramar lágrimas de sangre.

—Lo tendré en cuenta.

Al año siguiente del matrimonio, Amelia dio a luz a un hijo.

En ese entonces Jude Cullen estaba cerrando su negocio anterior y tratando de iniciar un negocio militar con inversiones realizadas a nombre del duque Kloen.

Puso la empresa a nombre de su nieto. También le puso su nombre, lo que significa que el nieto heredaría la empresa.

—Amelia, lo has pasado muy mal.

El día en que nació Arthurus, Amelia miró a sus padres y al bebé recién nacido con rostro demacrado pero feliz.

El duque Kloen era directo, pero parecía preocuparse por su hija, y Amelia no podía apartar los ojos de él cuando estaban juntos.

Después de eso, su esperado nieto, Arthurus, creció sano.

Aunque su nieto no era muy encantador, pero sí maduro para su edad, Jude Cullen valoraba estas cualidades. El pequeño era  inteligente y obtuvo calificaciones superiores a las esperadas en todos sus estudios.

(Becky: Hum, un niño muy maduro para su edad no siempre es una buena señal).

Ya lo consideraba su sucesor pues era más destacado que cualquier otro…

Jude Cullen era verdaderamente feliz, había logrado todo lo que deseaba. No tenía duda de que esta felicidad duraría para siempre. 》

Dejanos tu opinion

No hay comentarios aún. ¡Sé el primero en comentar!

🔒Esta página ha sido bloqueada temporalmente.
Por favor, vuelve a esta ventana para continuar navegando normalmente.