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El lugar donde se quebró la rosa dorada - Capítulo 55

 

Episodio 55

 

 

《 Desde pequeño, a Arthurus se le dijo que sería un digno sucesor del título ducal ya que era conocido por ser maduro y diligente, rara vez lloraba. Sin embargo, no hay niño en este mundo que no llore.

Tuvo que convertirse en un niño fuerte solo para consolar a su madre herida. Tras recibir todas las emociones negativas de ella, el pequeño se acostaba en la cama y lloraba en silencio hasta quedarse dormido.

Conforme esos días se repetían, sus lágrimas se fueron secando.

Habían pasado muchos días desde que ya no se acostaba a llorar. Pero, por primera vez en mucho tiempo, Arthurus lloró y lloró mientras escribía.

Pero cuando el abuelo regresó unas horas después, no notó los ojos enrojecidos de su nieto o las manchas de lágrimas en el papel.

—…Mentiras.

—…

—¡No mientas! ¿Dices que fue un accidente? ¿Que Amelia fue quien te amenazó con un arma? ¡Luther, ese cabrón claramente le disparó a mi hija! ¡¿Lo estás defendiendo porque es tu padre?!

El abuelo materno solía considerar a su nieto un sustituto del hijo que anhelaba con desesperación, pero que no podía tener. Sin embargo, ese cariño no podía superar el amor paternal que sentía por su propia hija.

Además, Arthurus no sólo era hijo de su hija, sino también del enemigo que la mató.

Incluso si Luther no hubiera matado a Amelia, para Jude Cullen, Luther Kloen ya era en sí un asesino.

***

El entierro se llevó a cabo en silencio.

Hubo todo tipo de conmociones y peleas detrás de escena justo antes del evento, pero nadie, excepto los sirvientes de la familia, lo sabía.

Ese período fue suficiente para que el joven muchacho, que no había gritado ni llorado ni siquiera después de ver morir a su padre y a su madre, ordenara sus pensamientos.

Arthurus fue capaz de definir la relación entre sus padres.

Era amor.

Su madre amaba a su esposo y él la amaba a ella.

Aunque todavía era joven y le costaba mucho aceptar todo, las acciones de sus padres todavía eran incomprensibles, pero una cosa era segura.

Había sido completamente manipulado y utilizado por aquel amor incomprensible.

Su padre le dijo que el abuelo le protegería, pero…

El abuelo tampoco dudó en lastimar a su nieto ante la muerte de su amada hija.

En un funeral lleno de lágrimas, Arthurus rió en silencio. Cuando comprendió que las peleas emocionales de sus padres también eran una forma de expresar su amor, no pudo contener la risa.

Quizás era risa en lugar de lágrimas, o podría haber sido una expresión de odio hacia ellos.

Pero no había nadie que pudiera mirar dentro del corazón del niño y mucho menos entenderlo.

Los abuelos endurecieron sus expresiones mientras miraban en silencio el rostro sonriente de su nieto.

—Arthur, ¿por qué estás…?

El joven nieto miró a su abuelo, mientras este alargaba las palabras sin poder preguntar por qué se reía, y abrió la boca que había mantenido cerrada todo el tiempo.

—Abuelo.

Habló el niño niño que no pudo decir nada ni cuando su abuelo lo presionó para que le contara lo sucedido ese día; se creía que tardaría mucho en volver a hablar.

Pero Jude Cullen no pudo alegrarse al verlo pronunciar palabra.

—No estés tan triste.

Porque mi madre estaría más que feliz de morir con el hombre que ama.

—Arthur…

El pequeño lucía completamente diferente a como lo conocía habitualmente.

Sólo entonces Jude Cullen se dio cuenta, demasiado tarde, de que su nieto estaba completamente arruinado.

***

Un gran dolor también puede causar que los seres queridos resulten heridos.

Jude Cullen todavía consideraba a Luther Kloen como el asesino de su hija, aunque no la mató directamente.

Si se hubiera deshecho de la otra mujer como le había prometido, si no la hubiera llevado a vivir al anexo y engendrado un hijo ilegítimo, Amelia no se habría desmoronado así.

Jude Cullen enterró a Luther Kloen en el territorio del duque y a su hija en el jardín de la villa que visitaba con frecuencia de niña. Sabía que su Amelia amaba al duque, pero no podía permitir que permanecieran juntos ni siquiera después de la muerte.

Pero en realidad, la persona a la que más resentía no era a su yerno, sino a sí mismo.

A pesar de haber acumulado suficiente riqueza y fama, había codiciado un título de nobleza y mantuvo el secreto de la otra mujer de su yerno.

A medida que la culpa aumentaba, no pudo evitar culpar nuevamente a Luther Kloen.

Quedó devastado por la pérdida de su hija, y solo después del fallecimiento de su esposa reconoció realmente sus propias faltas. Él mismo había provocado esta desgracia.

Quería seguir a su esposa e hija en la muerte, pero no podía derrumbarse. Aún tenía una familia que proteger.

Jude Cullen, tras expulsar a la mujer y al hijo ilegítimo del anexo, llevó a Arthurus a su mansión y lo cuidó.

Arthurus parecía comportarse bien como siempre, siendo gentil, amable y dócil.

***

—…Qué es esto.

—Es un dibujo hecho por el joven maestro.

Sangre, armas, gente moribunda.

(Becky: No tiene nada que ver, pero me vino a la mente Cody, de Scary Movie 3 xd).

La temática era consistente, pero a medida que aumentaba la habilidad, el paisaje cruel se hacía más vívido.

Después de escuchar la opinión profesional del médico sobre que el niño probablemente estaba lleno de ira por el abuso emocional a largo plazo de parte de sus padres, Jude Cullen comenzó a introducirlo a la caza, con la esperanza de que lo ayudara a liberar parte de su ira.

Arthurus era un excelente cazador. Su ingenioso nieto aprendió rápidamente lo que le enseñaron y se convirtió en un tirador que nunca fallaba su objetivo.

Pero en un momento dado, Jude Cullen sintió escalofríos cada que veía la presa que Arthurus había atrapado.

A todas les disparaba en el mismo lugar: en el centro de la frente, o en las sienes…

Era como ver a Amelia y Luther siendo baleados.

—Arthur, ¿qué te viene a la mente cuando ves a estas bestias?

—…No lo sé.

El abuelo no sabía si ese “no lo sé” era cierto o falso.

Su nieto se obsesionó cada vez más con la caza. Aunque se la había enseñado como medio para liberar su ira, empezó a tenerle miedo ya que empezó a absorberse en ella como si estuviera desahogando su ira.

El extraño comportamiento del niño no se limitaba a la caza. Era tranquilo y educado, pero hacía cosas raras en silencio. Arañaba la pizarra hasta desgarrarse las uñas, haciendo ruidos desagradables, y jugaba a la ruleta rusa a solas con una sola bala en la pistola.

Arthurus era inocente. Simplemente actuaba de forma extraña debido al impacto de perder a sus padres.

Jude Cullen también lo sabía en su interior.

Pero tras haber perdido a su hija, a su yerno y a su esposa, no podía permitirse el lujo de abrazar a su nieto mentalmente inestable.

Un día, en medio de aquellos días de ansiedad, hizo algo que nunca debió haber hecho.

Era tarde por la noche, cuando había vaciado una botella entera de whisky mientras miraba una foto de su familia feliz. Observó los rostros de su esposa e hija sonriendo alegremente y pensó que no tenía sentido seguir viviendo.

En lugar de seguir respirando, quería ir a los brazos de su esposa e hija, que se veían felices. Pero, ¿cómo podía dejar a su nieto pequeño solo en un mundo tan duro?

Se levantó lentamente y se dirigió al dormitorio de su amado nieto.

Entró en la habitación donde no entraba ni un solo rayo de luz y se acercó a la persona que aún no estaba dormida.

Y,

—Arthur…

—¡Heuuugh…!

—¿También extrañas a Amelia? Vayamos juntos a reunirnos con la familia.

Estranguló el cuello del muchacho que tanto quería.

—Deja ir todo y siéntete tranquilo…

Aunque ya había crecido, todavía era fácil estrangular a un muchacho de catorce años, especialmente si no había resistencia.

Se dio cuenta que el muchacho no intentaba defenderse justo antes de que el aliento de vida abandonara por completo el joven cuerpo.

—¡A-Arthurus…!

Jude Cullen apartó la mano y lo abrazó mientras lloraba como un bebé. En medio de su ahogamiento, Arthurus permaneció a su lado en silencio, escuchando el llanto de su abuelo.

Después de eso, Arthurus intentó no hacer nada que impactara o lastimara a su abuelo. Incluso cuando tenía alucinaciones auditivas y recuerdos del pasado invadían su mente, intentó no hacer nada extraño para reprimir su ansiedad.

En cambio, desarrolló un nuevo hábito: guardar un arma debajo de la almohada.

Jude Cullen sabía que Arthurus había desarrollado tal hábito, cuándo y por qué lo había desarrollado, pero fingió no saberlo.》

(Becky: Entonces, ¿quién traumó más al niño?)

 

 

* * *

 

 

—Abuelo.

 

De regreso a casa, Jude Cullen llamó cariñosamente el nombre de su otro nieto que había llegado antes que él.

 

—Cato.

 

Los ojos de Jude Cullen estaban húmedos, absorto en un recuerdo largamente anhelado, pero Cato no estaba en condiciones de notarlo. Él se acercó rápidamente y miró a su abuelo con anhelo.

 

—¿Te encontraste con mi hermano?

 

—Sí. Comamos primero.

 

—Abuelo, Sierra…

 

—No ahora.

 

Cuando le habló con severidad al adulto Cato, como si estuviera hablando con un niño, este bajó la cabeza y frunció los labios, como si tuviera mucho que decir.

 

—Tu preocupación debe haber sido enorme, has perdido peso. Hace tiempo que no comes con tu abuelo.

 

Jude Cullen negó con la cabeza firmemente, sabiendo lo que Cato quería, pero sin tener el corazón para darle una respuesta inmediata.

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