Capítulo 12
Una dragona, por muy arreglada que esté, sigue siendo una dragona.
¡Solo la carrera de cazador de dragones es lo verdaderamente importante!
Se oyó el familiar sonido de tacones golpeando el suelo. Roswither, de la mano de Moon, entró en el dormitorio.
—Hoy me arreglé especialmente. ¿De verdad no vas a levantarte a mirarme, Lion?
Dragona, cuida tu tono y tu actitud.
Cuando Moon no está, eres capaz de tratarme con el mayor de los desprecios.
¿Y ahora crees que con esa voz dolida y ese aire de víctima puedes engañarme?
¡Infantil!
Mientras se quejaba por dentro, Lion terminó sentándose de mala gana.
Después de todo, Moon también estaba presente. La niña era inocente, y él tenía que cooperar con Roswither para mantener bien este “hogar”.
Se incorporó y alzó la vista hacia la hermosa mujer de cabello plateado frente a él.
En ese momento, los ojos antes apagados de Lion destellaron por un instante.
Roswither se había quitado su suelta ropa de estar en casa y se había puesto un vestido formal.
La falda tenía capas bien definidas, las joyas eran variadas pero no excesivas.
Su melena plateada estaba recogida en la nuca, dejando al descubierto su cuello de cisne blanco como la nieve y sus clavículas delgadas y rectas.
El vestido realzaba su figura; se notaba que estaba hecho a medida para ella.
El tamaño de su busto era justo el adecuado, envuelto en un tejido ajustado.
Sin llegar a ser vulgar ni parecer plana y escasa.
—Papá.
—¿Papá?
—¡Papá, estás tan embelesado mirando a mamá!
La voz de Moon trajo a Lion de vuelta.
Sacudió un poco la cabeza; pensaba replicar con un “pues tampoco es para tanto”.
Pero siendo sinceros, en ese momento, Roswither definitivamente podía ser considerada una belleza de primer nivel.
—Hmm… guapa —fue lo único que dijo Lion al final.
Muy breve. Como los innumerables cumplidos que Roswither había recibido antes.
“Guapa”, “hermosa”, “rostro celestial”…
Siempre lo mismo.
Roswither sonrió levemente, y sin pensarlo, metió a Lion en el mismo saco que todos esos aduladores de antaño.
—Mhm.
Respondió y se dio vuelta, dispuesta a marcharse.
—¡Eh, espera un momento!
Lion la llamó de repente.
Roswither giró medio cuerpo. —¿Qué pasa?
Lion saltó de la cama, caminó hasta ella, la tomó del brazo y la llevó frente al espejo.
Bajo la mirada algo sorprendida de Roswither, Lion levantó la mano y le acomodó unos mechones de cabello suelto, metiéndolos detrás de la oreja.
Luego comparó la posición de la corona plateada en su cabeza y la ajustó un poco.
—Cuando camines, no gires la cabeza así nomás. Usa más la cintura para girar, si no, la corona se puede torcer un poco —le advirtió Lion.
Las pupilas de Roswither se contrajeron ligeramente. Sintió una emoción compleja que no supo explicar.
Aquellos que la habían elogiado en el pasado, ninguno había sido tan minucioso como para señalarle imperfecciones.
Y sin embargo, ella acababa de clasificar a ese tipo junto con los demás…
—El escote del vestido está un poco bajo, ¿puedes… eh…
Lion hizo un gesto con la mano cerca del pecho de Roswither, como queriendo subirle el escote, pero no se atrevía a tocarla.
—Mhm, entiendo.
Roswither se subió un poco la parte delantera del vestido. —¿Así está bien?
Lion asintió. —Está bien.
Roswither soltó una risita y bromeó:
—No pensé que fueras tan detallista. ¿Cuántas mujeres has ayudado a arreglarse antes?
—Cuando era niño, en la granja de mi maestro, le ponía herraduras a los burros. ¡Tenía buena mano!
—…
—Papá, ¿qué es un burro? —Moon tiró de la ropa de Lion, con los ojos bien abiertos.
Lion bajó la mirada hacia la pequeña dragoncita.
—Un burro es como un dragón. Tiene dos orejas, una cola, y cuando está de mal humor, rebuzna dos veces.
—¿Eh? ¿En serio~?
—En serio~~.
—Ya basta, Lion. Juega bien con Moon y no te olvides de lo que te dije ayer —interrumpió Roswither con desgano. Ya no quería seguir escuchando las tonterías de ese tipo.
Dicho esto, se dirigió hacia la puerta.
—¡Adiós, madre adorada~! ¡Prometo portarme bien con papá~!
—Mhm.
Roswither salió de la habitación.
Moon, impaciente, jaló a Lion de vuelta al dormitorio, se sentó en la cama y luego trepó sobre sus piernas.
Lion quiso cargarla, pero normalmente uno sostiene a un niño por la espalda o por la cintura.
Pero Moon tenía una cola que salía de la columna… lo cual lo dejó sin saber cómo hacerlo.
Al final, solo pudo sostenerla suavemente por la espalda.
—Papá, papá, ¿qué es exactamente un burro?
—Mmm… es una criatura muy terca.
—¿Terca… qué significa?
—Como tu madre.
—¡Ohhh~~ Mamá es un burro terco~
La dragoncita sí que lo entendió. Lion se puso feliz:
—¡Exacto, mamá es un burro terco! ¡Dilo otra vez, Moon!
—¡Mamá es un burro terco!
—Sí, sí, exacto.
—¡Papá también es un burro terco! ¡Y Moon es una pequeña burra terca!
—… Qué lista eres, hija. Sí que sabes sacar conclusiones por ti misma.
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