Capítulo 8 – Llevar al niño es tu responsabilidad
Lion abrió los ojos lentamente.
Lo que vio frente a él fue—
Eh.
También eran un par de ojos.
Pupilas azul claro, cálidas y cristalinas, con largas pestañas que se agitaban suavemente, increíblemente adorables.
“¡Papá, despertaste~!”
La pequeña Moon estaba sentada sobre la almohada de Lion en una postura estándar de “sentado de pato”, esperando a que él se despertara.
Al ver que Lion abría los ojos, su carita infantil no pudo ocultar la alegría.
El mechón de cabello blanco sobre su cabeza y su colita detrás también se sacudían ligeramente por la emoción.
Lion recobró un poco la claridad, intentó incorporarse.
Moon enseguida se adelantó, sujetando su brazo para ayudarlo a apoyarse contra el cabecero.
Justo cuando iba a agradecerle, sintió un leve dolor en la mano.
Bajó la mirada y vio que su mano derecha estaba envuelta con una venda.
Era la herida que le había dejado la energía mágica de Roswither cuando, la noche anterior, al encontrarse en el bosque con un equipo de cazadores de dragones, él intervino para detenerla.
¿Ya estaba vendada…?
“¡Fui yo quien te la vendó, papá! ¡Yo!”
Moon, al ver que Lion miraba fijamente la venda en su mano derecha, no pudo evitar proclamar con entusiasmo su mérito.
Sacó pecho con orgullo, y su colita se levantó aún más.
Lion mostró una sonrisa cansada y le acarició la cabeza. “Hmm, Moon es muy lista.”
Después de que Lion le acariciara la cabeza, Moon se puso aún más feliz. Como un gatito, frotó activamente su carita contra la amplia palma de Lion.
Moon sonrió con los ojos entrecerrados, disfrutando de esa sensación.
Ella no mostraba ninguna hostilidad hacia Lion, lo trataba completamente como a su padre.
Así que, a pesar de sus evidentes rasgos dracónicos, Lion no podía sentir repulsión hacia ella, mucho menos un odio como de enemigos irreconciliables.
Además…
Era una pequeña dragoncita tan linda que parecía burbujear dulzura.
Si hablamos solo de “hermosura” o “ternura” en cuanto a apariencia, las crías de dragón efectivamente superan a los humanos.
Crecen más rápido, desarrollan inteligencia antes y tanto su físico como su apariencia cambian mucho antes que en los humanos.
Pensando en eso, Lion no pudo evitar hacerse una pregunta:
¿Cómo pudo una madre dragón tan desquiciada, siempre con cara de pocos amigos como Roswither, dar a luz a una hija tan adorable y dulce?
A pesar de la ventaja innata de las crías de dragón en cuanto a apariencia, en cuanto a carácter, desde pequeñas suelen mostrar ya rasgos violentos y dominantes.
Lion había leído varios artículos de dracólogos, y todos coincidían en que la vida de un dragón transcurre entre la violencia y la sangre, incluso durante su infancia.
Pero viendo a Moon… no tenía ni pizca de “violenta”.
¿Podría ser… por ser una mestiza entre humano y dragón?
Mientras Lion pensaba, la puerta de la habitación se abrió.
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